sábado, 22 de junio de 2013

Historia 7


Os contaré la historia de la orquesta que dio tranquilidad al lugar más oscuro que hubo. Un lugar donde las tinieblas arrasaban con todo lo que a sus alrededores había. Un lugar, donde toda esperanza de vida, era nula, no se podía respirar por la falta de oxígeno, donde el propio vacío te comía las entrañas como si millones de gusanos te calcinasen a la vez.
Este lugar, que hoy describo, albergó vida una vez, pero sus habitantes cayeron en la tentación de la vaguería y el pasotismo, el paisaje les dio una oportunidad para seguir adelante con una renovación del mismo. Pero, estos no hicieron caso a nada de lo que el reino de la fantasía les dijo.
Asi que, fantasía murió y se instaló el caos total entre los habitantes , que guerrearon entre sí durante siglos y siglos, hasta que nadie quedó entre las sombras. La luz que una vez brilló, ya no existía. No quedó nada después de las sangrientas guerras. Nada.
Después de que todo esto pasase, se abrió entre la oscuridad un claro, donde se vió reflejada la esperanza de un niño, aquella esperanza que todos necesitaban pero que nadie prestaba atención, pues era tan pequeña que no merecía la pena verla y además que era más fácil y seguro seguir ocultos en las sombras porque tenían miedo, esa luz les era desconocida, No podían permitirse adentrarse en lo desconocido.
Ese niño, sin embargo, no menguó su ansiedad de descubrir, sino que aumentó su intensidad al ver que nadie le oía. Se hizo mayor un día y, después de tanto esperar, explotó y se convirtió en una voz grave, sonora, voz que todo el mundo escuchó y entendió, por primera vez en muchos años.
Después de explotar, ya nada quedó en su interior, solo el sonoro latido de su corazón.
Pum...pum......pum...pum.......pum...pum.
Alguien desconocido y ajeno a aquel muchacho se le acercó, le tendió la mano y, juntos formaron un pulso concordante y preciso. Ajenos en uno del otro, pero con un mismo sentimiento, fueron los mejores, pero no los únicos pues se sumaron más a ese pulso que nadie jamás pararía.
Pum...pum......pum...pum.......chstt.
Estupefactos por aquel nuevo sonido, los miembros de este lugar pensaron que la monotonía no era buena, asi que, acogieron a ese nuevo sonido que no discordaba nunca, así pues, unos de unían al pulso y otros al contratiempo.
Pum...chstt...pum...chstt...pum...chstt.
Los unos y los otros seguían siendo ajenos entre sí, pero algo los unía, algo hacía que se mantuviesen unidos para toda la eternidad.
Se crearon nuevos sonidos de percusión, hubo un día en que alguien dijo que se debería hacer otra cosa, “¿otra cosa como qué?”, preguntaron los demás, él se lo pensó un rato, hasta que ella dijo que se podría hacer algo que lo llamaría melodía, pues era el día del melón y que consistía en subir o bajar la presión de la garganta, que se conseguían distintos sonidos y muy diferentes a los que hasta ahora conocían, así pues, con esa nueva propuesta y con una renovada energía en el cuerpo, tocaron las melodías.
Pronto se dieron cuenta de que eran pocos habitantes en esa zona, aún joven de vida, porque en ese lugar, reebosaba toda la vida que se podía querer, pero todavía no se habían expandido por todo el mundo.
Decidieron pues, mandar a una vida a que pregonase ese sentimiento, que lo instaurase allá po donde pasase y ésta vida se fue, se separó del grupo y se fue.
Era una flor, con una voz flautista y de una sola nota . Se pasó días enteros tocando y tocando, se pasó semanas, meses, incluso años y décadas, pero nada ni nadie vio. En esas tinieblas tan oscuras y desoladoras, nada se movía. Sentía frío, su bemol estaba desafinado, no tenía ganas de nada, solo de volver a casa con los suyos que la acogían, pero estaba perdida en mitad de la nada. Se congeló y allí quedó atrapada a la espera de que alguien la buscase. Esperó, esperó y esperó, hasta uqe se propio nombre olvidó. Su alma, congelada, se rompió en mil pedazos.
Sus fuerzas disminuyeron tanto que parecía que ya nada importaba, se olvidó de reir y de llorar.
Muy lejos de allí, lejos de la tristeza y de la desolación, la orquesta musical jamás montada, se preocupó por esta flor de dulce entonación. Les costó mucho aprobarlo y decidirlo, pero, después de muchas reuniones y, con pulso lento y decidido, se adentraron en lo desconocido, todos y cada uno de los miembros, bombos, cajas, tomtones, platillos, bajos, guitarras y muchos más, fueron en busca de este miembro perdido hacía mucho tiempo.
Juntos y dispersados, por aquella tierra fría y oscura, se repartieron y allá por donde pasaban, instauraban, el calor, la luz, y la felicidad de ellos mismos, allá por donde pasaban, la hierba, las flores y árboles, animales, ríos, nacían y crecían como en una competición, por sus tamaños.
Aquello no fue tarea fácil, pues era un mundo tan grande e inmenso que tardaron semanas, meses, incluso años en restaurar todo el daño producido en la guerra de las guerras. Y no había ni rastro de aquel ser que un día se separó del grupo.
Cuenta la leyenda que su nota aún resuena a través de los tiempo, con un sonidoo triste y lleno de desesperanza. Su alma, llena de odio y hecha pedazos, algún día se vengará y será tan poderosa que la ira y la furia serán sus aliados.
El error cometido por el consejo musical de la orquesta, lo pagaría muy caro, pues ellos y solo ellos, la enviaron a la fría y oscura noche del mundo.

miércoles, 12 de junio de 2013

Historia 4


Escribiré, dejaré mi huella aquí, en este papel. No me dirijo a nadie enn concreto, solo quiero que sepais lo que pienso y siento.
Volveré a escribir, una vez más, para que podáis conocerme y así poder transmitiros mis ideas y sentimientos.
Los pensamientos e ideas, no saldrán de este papel, pues de ellas me alimento y de ellas vivo.
Me hablaron una vez de descubrir la verdad, de ver la verdad, yo pregunto, qué es la verdad, la verdad no solo es tuya, no existes solo tú, también debes comprender que hay otras cosas, otros sentimientos, otros pensamientos, otras verdades. No pretendas extender tu doctrina, exprésala, no la inculques.
Los demás, también tenemos derecho a luchar contra lo que nos parece injusto, pero, no por ello, matamos ni pegamos.
Se olvida a quién se quiere, se recuerda a quién se odia, se llama a quién está y, sin embargo, estamos solos, perdidos en la inmensidad de la noche, sucumbimos al mal porque es nuestro único camino.
Y yo digo, ¿estaremos solos realmente?¿Será la ruta del mal nuestra única salida? No hay nada escrito, no hay libro, enciclopedia o gobierno que nos diga cómo vivir y cómo superarnos a ser mejores. No hay manuales que nos indiquen cómo, dónde y cuándo vivir, dejar vivir, aprender a respetar o morir. No hay canción de libertad que diga cómo sentirnos ante las injusticias y falsas verdades.
Cuando, insultarse sea motivo de risa entre amigos de verdad, cuando una burla sea para reirse de uno mismo, cuando una pistola pase a un segundo plano o cuando el poder se reparta entre TODOS, entre TODAS las personas y podamos vivir sin depender de nada y seamos capaces de no ser egoístas, que el no dar algo a alguien nos corrompa y nos deje en un estado de arrepentimiento que queramos correjir. Cuando el poder no sea de unos pocos, entonces, será cuando estemos viviendo en un mundo sin corrupción, en un mundo donde todos somos capaces de no sospechar del vecino o del de la casa de al lado, un mundo donde no hay deudas, donde no hay economía que controle nada, donde las armas no son utilizadas por venganza, guerras o diversión, donde tu propio padre no sea un borracho tirando cosas a tu madre, tu madre, no será la ama de casa, porque será de todos, tu hermano pequeño dejará de llorar por las noches, porque no tendrá miedo de la oscuridad, pues sabe que no hay malhechores. Tu hermana mayor, ya no será mandona y caprichosa, dejará de llamarte mocoso o niñato, será buena y tú dejarás de ser “el del medio” que siempre se lleva los palos y las regañinas. No sentirás celos pues sabes que te quieren como a uno más y si te perdieran no sabrían qué hacer, habría muerto un líder, sí, un líder, en este mundo todos somos líderes, y si alguien dice algo, será por que algo mal se ha hecho y se corregirá de inmediato.
De nada sirve unas pocas palabras, tan conmovedoraas, sin algo de apoyo, por eso yo me limito a escribir, y dejar plasmados mis pensamientos e ideas, y por eso, no se deben imponer las ideas que uno construye en su cabeza, porque sería un caos.
Este, mi mundo deseado, no se podría, no se puede aplicar a lo real, aplicar a lo vivido y por vivir. Somos humanos, y, como tales, los sentimientos de envidia, cólera e ira no podrán ser borrados de nuestra programación.
Lo que realmente sí podemos hacer es, progresar en los sentimientos que nos llevan al camino correcto desde mis ideas, y dejar a un lado los otros que nos hacen vulnerables y débiles. Esas ideas apartadas se irán olvidando poco a poco, hasta que caen totalmente en el olvido.
No le tengo miedo a los pensamientos de los demás, es más, quiero que los demás piensen en mí, así seré recordado, para bien o para mal, se me recordará. Las ideas no deben ser impuestas, deben ser asimiladas y asumidas, entonces, solo así, se podrá difundir los deseos que se tienen.
Tanto poder, puede ser que te vuelvan loco, pero, si compartes ese poder, si se reparte, se siente uno más libre y menos pesado.
Comparte dividiendo tus posesiones y vencerás a tus mayores enemigos. Ahora, ve en silencio y en paz hacia tu camino, hacia tus ideales y pensamientos fundados.
No hace falta creer en un ser superior para vivir, para vivir solo hace falta tener una razón por la cual seguir adelante, esa razón eres tú misma, esa razón, es tu destino, es tu Dios, es tu ser superior.
Todo ello combinado, eres tú,
Ya no hay alma, destino o Dios que te guie cuando te pierdas, estarás tú y tu fuerza de voluntad.
Si consigues deshacerte de tus miedos, ya no habrá esquina que delimite la habitación, ya no tendrás frío, no tendrás que abrazarte a ti misma, pues estarán contigo, a tu lado, no estarás sola.
Piensa en el mar, en su suave acogida, escucha las gaviotas hablar, los mejillones abrirse, observa, observa a tu alrededor, enumera lo que veas, observa, querida luz brillante, que tiendes a apagarte.
Comparte con los demás, pues ellos también tienen palabras que compartir, tú les das, te queda y hueco vacío que ellos llenarán con sus propios sentimientos.
No seas oscura, no seas maligna, no pases de todo, enfréntate a esos miedos. Ilumínate.

viernes, 7 de junio de 2013

Historia 9.

Soy un dragón, no se si el más temible de todos, o no. Solo sé mi posición en esta vida que nos come poco a poco y que nos asfixia en su propio ser.
Recurrimos a nuestra imaginación, a nuestro propio subconsciente, cuando soñamos, para sentirnos más protegidos con nosotros mismos.
Allí, en nuestra mente, forjamos cómo queremos ser, también cómo somos. Modificamos conductas adquiridas durante nuestro día y matamos a quienes no queremos para nuestro propio beneficio en nuestro reino imaginativo.
Con la imaginación, con la mente, podemos hacer lo que nos venga en gana, por ejemplo hacer magia, convertirnos en cualquier ser, material o cosao disfrutar de la vida deseada.
Así pues, con las puertas abiertas a la imaginación y al reino fundado en la realidad soñadora, os invito a pasar al lugar jamás contado en esta tierra, os invito a pasar a mi imaginación, a mi imperio de fantasía y magia, lleno de locuras y seres nunca vistos.

Corro, corro como si me persiguieran, avanzo a toda velocidad por un camino empedrado. No sé a dónde voy, ni me importa a dónde me lleve este camino rugoso, yo, corro sin más. A los lados, dejan una estela borrosa y confusa los árboles que en este camino se me cruzan. Dejo atrás todos mis emociones, sentimientos, deseos y esperanzas, solo quiero seguir adelante en este camino que se me antoja fácil y rápido. A veces, tengo la sensación de que el camino avanza por sí solo.
Sin aliento, no paro, con el corazón acelerado, no descanso, con los pulmones a reventar, no me caigo, con heridas por todo el cuerpo, no me dejo tentar. Solo tengo un único pensamiento: llegar. Llegar a donde me lleve este lugar tan lleno de cosas. Llegar a un lugar mejor. Llegar a mi meta que eres tú.
Solo en un sueño puede conseguirse un deseo inalcanzable, pero esto no es un sueño ni un deseo, este camino que hoy recorro por vez primera, es una realidad, este sueño que tanto deseé, se ha hecho realidad en un mundo en el que el espacio no existe.
Es una rebelión lo que hoy hago, es un acto de desesperación este camino empedrado de horas, minutos y segundos. Solo en un sueño.
De repente, acelero el paso y corro más rápido que de costumbre, una fuerza sobrenatural tira de mi, una fuerza más potente que otras, la más grande que pueda existir y, sin saberlo y sin quererlo, despliego mis alas y echo a volar, por el cielo, sintiendo el aire atravesar mi cuerpo.
La rabia y la ira se encienden en todo mi ser, acelerando mi vuelo. Voy tan rápido que no voe el camino por donde iba, pero sé, intuyo, que es mi camino y que es el correcto. La rebeldía y la euforia se hacen notar en las escamas que ahora poseo. Sigo acelerando mi vuelo. Cierro los ojos por un momento y, en un parpadeo, se me cruza una imagen, que nunca antes había visto. Fue una visión que me impactó mucho, pues era una imagen de una muchacha sentada en una silla de madera que lloraba. Tenía el rostro cubierto con las manos y de su mejilla surgían las lágrimas que derramaba. En el suelo, sus gafas rotas con los cristales hechos trozos.
Volví a cerrar los ojos, pero la imagen ya no estaba.
El viento, rugía con fuerza, ya que no veía nada, era todo muy confuso. Cuando intenté llegar al suelo, el viento me empujó hacia arriba y más arriba, con todas mis ganas me lanzé en picado y, poco a poco, vencí la fuerza del viento. Iba tan deprisa hacia abajo que de morro me estrellé.
Levanté una gran humareda y un cráter muy profundo se creó en el camino que recorría.
Pasaron años y años hasta que pudo mover alguna parte de mi cuerpo, pues después de aquella caída, nada fue igual.
Me levanté dolorido, despacio y sin aliento, subí por el cráter, aquel hundimiento que un día mi cuerpo dejó. Después de varios intentos, llegué arriba, llegué a mi camino y, sin mirar atrás, comenzé a andar. Poco a poco, minuto a minuto, mis pasos se aceleraban y con ellos, el pulso de los latidos de mi corazón.
Dejé atrás aquel agujero de arena que nunca más vería.
Un día, sin previo aviso, el camino cambió. La arena era más blanda, había, cada cierta distancia una flor, otra, otra. No era ya, un camino empedrado, sino más bien un camino caramelizado en su aroma y suave en su tacto. Descubrí en ese camino tan dulce a alguien. Ese alguien me recordó a aquella muchacha que, sentada en una silla, lloraba.
La miré, me miró. Nos observamos de arriba a abajo. Ella era guapa, hermosa y resplandecía en aquel camino.
Me sonrió. Me dedicó la sonrisa más bonita y amigable que yo ví nunca antes. Me ruborizé y le dí una sonrisa mía. Se acercó a mí y me cogió de la mano, se la acepté.
Me preguntó si quería seguir su camino, seguir por aquel camino los dos. Aquel camino enamoradizo. Le cogí la cara con ambas manos y la besé en los labios, labios sedientos de amor, beso eterno en el que nos fundimos los dos.
Como regalo, me dió su corazón y, como gratitud, le tendí el mío, ambos corazones intercambiados, a mitad de camino, se fundieron en uno solo, un corazón que late para dos vidas.
Así, emprendimos la marcha cada vez más rápida. Y volamos. Hasta el infinito, volamos.

martes, 4 de junio de 2013

Historia 2


Creer en la magia, es como creer en Dios, unos creen y otros no, hay quienes piensan que existe, pero no la buscan, otros buscan, pero no creen. Yo, sin embargo, tengo la magia en mi, pero no creo en ella. Porque simplemente, la magia, al fin y al cabo, es energía y da malas pasadas.
Pero no me entretendré en retórica vana. Os contaré mi historia desde el principio. Para ello, debereis situaros en un mundo totalmente diferente a este, y retroceder cincuenta años, cuando yo era aún un jovenzuelo.
Nací y me crié en un mundo lleno de extremadas perfecciones, donde la magia, era la fuente de todo poder, de todas decisiones y movimientos.
Mi familia, aunque adinerada, pobre en recusrsos sociales y escasos bienes matariales, constituía un importante papel dentro de la sociedad y para mí.
Padre, madre y hermanos éramos todos uno, como una única unidad formados por diferentes partes que se complementan entre si.
Magos, hechizos, ratas, llenaban nuestra casa, como quien llena una bañera de cosas unas encimas de otras. Los libros abundaban, sobre todo los de leyendas y cuentos antiguos de magia negra.
Hubo en mi casa, una gran puerta cerrada con un candado muy pequeño y guardado con un hechizo fuertemente agarrado a lo misterioso.
A veces veía aquella puerta impasible, en silencio y como riéndose de mí; otras veces ni siquiera la encontraba por ningún sitio.
Una vez pregunté a mi padre qué es lo que escondía aquella puerta tan misteriosa y me dijo:
-Hijo, cuando vea esa puerta delante de mí, la abriré y te avisaré para ver qué es lo que esconde.
Aquello quería decir todo lo contrario a lo que yo entendí, simplemente, me tomó por loco:
-Cosas de niños inocentes.-Pensó.
Pero yo veía esa puerta y soñaba con abrirla. Imaginaba lo que habría dentro, paisajes hermosos e inalcanzables para este tiempo mágico, prados verdes tan embriagadores, grandes árboles, con pájaros surcando el cielo azul.
Teniendo como unidad a la familia, imaginación perfecta para realidad cruel.

Arremetido entre mis sábanas, empezé a leer los libros de magia, que, hasta ahora, habían sido inútiles para mi mente.
Leí mucho, por mi cuenta, invoqué hechizos oscuros y raros. Mezclé pócimas nunca vistas. Probé a hacer desaparecer y aparecer ratas de laboratorio.
Aquel día quedé rendido y por eso terminé echado sobre la cama con muchísimos libros alrededor mía.

Sentía frío y calor a la vez, la frente me echaba gotas de sudor resplandecientes, como si estuviese llorando desconsoladamente, el sitio se tornaba oscuro y confuso.
Brillaba como una estrella en las tinieblas. La puerta, que, cerrada aún, no tenía candado. Y era blanca, en vez de negra, y era impresionante en vez de aterradora. Pero seguía impasible en su postura, indiferente, no decía nada, muda.
Contemplándola desde lo alto del cielo, me di cuenta que, necesitaba abrirla, costase lo que costase, yo la abriría con hechizos o sin ellos.
Avanzé, pero no me moví, corrí, y no avanzé nada. Resignado, pensé en que no era el momento de saber qué era aquello que me atormentaba. Volví la cabez hacia arriba y no ví nada, miré hacia abajo y me encontré en lo alto del techo del mundo, alzé la vista y allí estaba, el gran objeto que dormía en mi mente.
Como un niño resta los últimos metros hacia su regalo más preciado, me impulsé hacia aquello, toqué la puerta, la descubrí por vez primera, la abrazé, la tuve.
No sabía qué era lo primero que tenía que hacer, así que decidí abrirla. Con un gran estruendo y sonido chirriante de visagras oxidadas, se abrió de par en par. ENTRÉ Y.......
Nada, dónde estaba.
Seguía tumbado en mi gran cama con libros muy gordos y pesados. Desperté de mi gran ilusión. Levanté la vista de inmediato. Allí estaba, donde siempre había estado y estará. Corrí hacia ella y, el candado me esperaba, choqué contra él.
Apliqué mi hechizo y el candado se abrió. La puerta también se abrió, pero despacio, como una mariposa vuela a cámara lenta, como una tormenta acecha en el cielo, se abrió.
No esperé a despertar, sino que entré rápidamente. Se cerró con gran estrépito. Dentro, oscuro para tí, querido lector, para mí era todo blanco y veía perfectamente.
Porque mi corazón mío es.
Porque los sueños, sueños son.
Porque la vida, vida es.
Y porque la realidad, realidad es, y aunque queramos cambiarla luchando por lo que queremos y por lo que nos parece más razonable, siempre será igual. Nadie puede cambiar lo establecido, ni Dios, ni la magia, ni siquiera yo, Dios de esta relato.

Aquella puerta era un gran misterio para mí, siempre lo será, también constituye un gran paso para esta historia incompleta.

sábado, 1 de junio de 2013

Historia 12


No eres más que polvo en mi recuerdo, no eres más que una ilusión para mi vista, no eres más que simples notas brotando de un triste piano, apagado piano. No eres más que papeles en blanco de cuyas páginas surgen palabras y más palabras, carentes de sentido, pues ya aquí no estás.
En tu pecho yo, solía acurrucarme, para proteger mi alma y espantar todos los males. En cada noche, yo solía escuchar la melodía que mñas me tranquilizaba, tu respiración. Abrazaba cada gota de aire que inhalabas, porque cada una te daba un segundo más de vida.
Me he caido de lo más alto del cielo, donde tú abrabas mi corazón, como si un llo hubieses hecho nunca, como osi mañana se fuera a acabar el mundo. Allí arriba, donde la gravedad no existe, allí arriba, donde nuestros cuerpos flotaban a su antojo y donde éramos libres de verdad.
Libertad, sensación de placer en la que el cuerpo y la mente vagan por todo lo alto. En la montaña soñé que volaba libre y alto, sin cadenas, sin cuerpo, sin gravedad, sin nada. Ahora estoy atado y no tengo libertad, la que un día me perteneció y la que un día me arrebataron
Quiero escribir un último verso, una última historia o cuento, quiero plasmar mi tristeza aquí en un papel, quiero que se note el lamento que siento en lo más oscuro de mi ser. La tristeza que inunda y corrompe mi corazón y la armonía en un soplo de viento, es la pena que siento al escribir, al intentar describir cómo me siento en cada momento de mi vida.
La música, aliento feroz de mis inquietudes, hace levantarme de esta silla tan cómodamente buena para gritar a los cuatro vientos que mi libertad es mía y solo mía, de nadie más, y por lo tanto me corresponde a mí decidir en qué silla he sentarme, cómo y cuándo. Pero no sé cómo sentarme en otra silla que no sea la mía, no sé cuándo he de levantarme y tampoco sé en qué silla sentarme o tumbarme, solo, y lo único que sé, es que el tiempo corre tan deprisa que mi mente no es capaz de pensar con precisión. El tiempo apremia, estrangula y asfixia como nunca en esta etapa, no puedo parar, porque si lo hago, algún mal acechará tras mi puerta. Ese mal será la muerte, que, al contrario que el tiempo, es pausada y lenta como una marcha fúnebre, tan triste y apaciguada que te dejarás llevar por ella, si es que el tiempo te ha dejado a su merced.
Tú decides si vivir o morir, tú decides entre tiempo vivo o tiempo muerto.
Amada mía, pensé que conmigo estarías y por toda la eternidad me amarías, pero veo que no es así y que nunca me quisistes, todas las palabras fueron en vano. Todos los sentimientos fueron derrochados como la lluvia derrocha sus gotas que, al caer, ya no se vuelven a ver.
El viento despeina mi pelo, descubriendo así una cara triste y manipulada. Eso siento ahora, que me has manipulado.
Nose cómo he podido amarte tanto y nose como he querido besar esos labios tuyos, hasta he deseado besarte.
El viento hiela mi sangre, como lo haces tú, sé que estás en el aire, porque siempre lo has estado.
No quiero dormir, aunque estoy muy cansado, pero no quiero volver a soñar, pues si me sumo al sueño, entraré en un mundo nuevo y muy diferente a este, un mundo donde todas las cosas se mueven por los deseos de mi corazón, mas si entro en este mundo, la ensoñación, la alegría y la paz que sentiré y que hay en él, se convertirán en infierno, tristeza y desesperación cuando regrese al mundo real, del que nunca saldré, del que nunca podré hacer realidad mis sueños y del que realmente procedo.
He de dormir y soñar ahora, porque es como la droga que atrapa al alma y nunca deja que te escapes, siempre te agarra contra tu voluntad, por ese motivo, quiero que sepaís que, cuando despierte, no seré el mismo, no seré la misma persona, mi mente será distinta, pues estará tan llena de sueños y anhelos que la realidad estará aparte y arrinconada.
Cambiar, cambiar de destino, de lugar. Cambiar de sueños, porque, si pudiera estar a tu lado esta misma noche, cambiaría tus sueños, te arroparía en la noche cubriéndote de valor, esperanza y paz.
No escuches mis palabras, no las intentes comprender, no les hagas caso, pues solo debes escuchar tu propio corazón. Lo que de ti espero, es que me hagas un último favor, quiero, y solamente quiero, que ames tu fuerza de voluntad, tu valor, fuerza y seriedad. Que ames al viento, al amado viento, que tu pelo ondea como si fuese la única bandera que debiera ondear. Que te enamores de todas y cada una de las cosas que posees a tu alrededor, de todas las personas por igual, pues nadie se merece menos. Y, por encima de todo esto, quiero que, de la vida misma, te enamores como nunca, pues si a ella cariño das, tú misma serás.
Es muy tarde y, ya oigo los ronquidos que cada noche velan conmigo. Ha empezado a llover y el repiqueteo en la ventana me ayuda a relajar mi mente y mi cuerpo, que, cada vez me pesa más y más. Cierro los ojos, pues los párpados caen como plomo. Un trueno suena a lo lejos, la tormenta se va cerrando. Noto el balanceo sobre mi cuerpo, estoy en el mar y estoy dormido, apenas soy consciente de ello, aunque noto el vaivén de las olas, incluso el dulce olor a sal.
Pero estoy tranquilo, pues se que, donde quiera que esté, estaré a salvo siempre.
Un zumbido raspa mi oreja, dejando al descubierto toda la verdad sobre esta historia deambulante.
Despierto, como cada día, diferente, mudo, sin nada que decir. Despierto, como cada día, en un mundo nuevo, en un sueño nuevo y en un mundo sin ti.