Escribiendo en la noche me asalta una
duda de repente, ¿estaré solo realmente? No lo creo, pues un
chasquido de una rama al romperse se oye.
Luces de colores surgen sin previo aviso, pequeños rayos intensos iluminan el escenario donde encuentro diversas cosas: árboles en frondosos bosques, casas juntas formando cuidades llenas de vida, caminos y ríos por los que los animales siguen su rutina habitual.
Las luces siguen con sus pequeñas ráfagas de colores.
Surge en la lejanía la música que un día enamoró mi corazón y cuya melodía aún recuerdo, en mi mente, grabada a fuego.
Y, en un movimiento involuntario, animado quizás por la melancolía o por el simple hecho de que me la sabía, empezé a cantarla. Entonces, aparecistes tú, con la sonrisa pintada en tu cara, una sonrisa que nunca se olvida. Tu pelo negro y marrones ojos hacen alzar el vuelo a todo mi ser y un escalofrío recorre toda mi columna vertebral haciéndola retroceder ante todo movimiento, sigo elevándome hacia el cielo y poco a poco voy dándome cuenta de lo poco que soy, de lo pequeño que soy y de lo grande que es el mundo.
Sobre mi piel mojada por la lluvia que hace años comenzó, mi mente realza su ser, mis piernas se elevan y ya hace tiempo que no siento los brazos. En este estado de tranquilidad, todo desaparece, dejando una negrura inquebrantable, un vacío intranquilo. Dentro de mí ya no hay nada más.
Escribiendo en la noche una duda corrompe mi mente, una afirmación resbala por mi corazón y una puñalada ataca a la realidad. Huele a quemado, la temperatura ha subido demasiado y en mi cuerpo el agua se evapora formando gotas de sudor que resbalan sobre mi piel. Estoy sentado mientras la explosión sigue avanzando hacia mi. Conforme el fuego se acerca, el tiempo se ralentiza y mi pensamiento se evade recordando tus palabras, recordándote a ti, con tu cara tan hermosa y sonriente. Si, tu sonrisa, tu sonrisa es maravillosa, tan llena de felicidad, tan llena de cosas vividas.
Hoy llueve, y yo, bajo corriendo las escaleras que me separan de tus brazos de luz para sentir tu cuerpo mojado bajo esta tempestad, bajo esta lluvia en la que poder fundirnos como fuego funde la cera. En la que poder gritar y deshacer los miedos que, escondidos bajo una capa teníamos, una lluvia en la que poder sentir esa vida que deseamos vivir, una lluvia en la que entender la pasión de otra manera y una lluvia en la que el amor ya no es igual. Amor de añoranza, de anhelo y desesperación. Lluvia de amor sobre tu piel helada. Hielo de desolación, hielo que se rompe al volver a verte, al volver a escuchar tu voz.
Desgraciadamente, siempre hay un pero en los corazones de los enamorados, desgraciadamente, tu corazón apenas rozó el mío, ni siquiera mi alma, que, entregada a tu, estuvo una vez. Pero mas hoy, un hombre desterrado por siempre de un amor que jamás olvidaré, soy.
Soy alma desamparda que vaga por la Tierra en busca de tus labios, soy un ser que jamás regresará, pues siempre estará buscando tus brazos de luz, buscaré tu personalidad, mas parece que la has perdido.
Siempre supistes que tu corazón no estaba conmigo, a pesar de que me lo repetías muy convencida, yo soñaba con ser tu Dios, con ser tu guardián de por vida, pero ahora sé que solo eres un ser sin compasión y sin nada, solo vacía.
Sé también, que llenas ese vacío con la felicidad y el bienestar de los demás, te preocupa solamente lo que te rodea, solo aceptas el papel que recubre al caramelo, no te importa si es de fresa, limón o naranja, solo fijas tus ojos oscuros en la fachada, no miras más allá de ti, no eres egoísta.
Los caminos se desvanecen en mi interior y con ellos los colores fulgurantes que me haces crear en este mundo tan extraordinario y hermoso.
Ya no hay árboles, ni pájaros, no llueve, ni hay eplosión de fuego, solo existe el vacîo oscuro que has creado en mi corazón. Solo existe la negrura. de una noche helada, donde estoy solo, muerto de frío y miedo. Estoy solo en esta habitación, en la esquina oeste, desnudo de todo sentimiento con el corazón encogido y la respiración entrecortada. Mis pulmones no aguantarán más. Mi corazón está escondido. Mi valor ha desaparecido. Mi coraje se lo ha llevado el viento. Y mi energía la he regalado, mas no la necesitaba.
Puedes incluso complicar su respiración, sí, pero complicar una respiración sin haber complicado sus latidos del corazón o sin haber probadp su mente no es nada sencillo, es más, podrías deleitarte con su complejidad y sin embargo no comprender absolutamente nada. Con todo ello quiero decie que siempre supistes que tu corazón no estaba conmigo, sino que eras un ser sin compasión, solo un ser con alma. Pensar que tú, eres la melodía que acompaña siempre a mi ser y lo cuida abrazándolo tiernamente. Pensar que eres la única que ocupa mi corazón, un corazón de un hombre desamparado y sin cobijo en un lluvioso día de otoño. Y pensar que entregastes tu alma al único hombre que correspondía a tu amor. Y pensar que cuando menos se lo esperaba, le arrancastes la poca fe que ese amor profesaba. El hombre desterrado por siempre de un amor que jamás olvidaría se deshizo de su alma y la puso donde desde el principio debió de estar, junto a ti.
Luces de colores surgen sin previo aviso, pequeños rayos intensos iluminan el escenario donde encuentro diversas cosas: árboles en frondosos bosques, casas juntas formando cuidades llenas de vida, caminos y ríos por los que los animales siguen su rutina habitual.
Las luces siguen con sus pequeñas ráfagas de colores.
Surge en la lejanía la música que un día enamoró mi corazón y cuya melodía aún recuerdo, en mi mente, grabada a fuego.
Y, en un movimiento involuntario, animado quizás por la melancolía o por el simple hecho de que me la sabía, empezé a cantarla. Entonces, aparecistes tú, con la sonrisa pintada en tu cara, una sonrisa que nunca se olvida. Tu pelo negro y marrones ojos hacen alzar el vuelo a todo mi ser y un escalofrío recorre toda mi columna vertebral haciéndola retroceder ante todo movimiento, sigo elevándome hacia el cielo y poco a poco voy dándome cuenta de lo poco que soy, de lo pequeño que soy y de lo grande que es el mundo.
Sobre mi piel mojada por la lluvia que hace años comenzó, mi mente realza su ser, mis piernas se elevan y ya hace tiempo que no siento los brazos. En este estado de tranquilidad, todo desaparece, dejando una negrura inquebrantable, un vacío intranquilo. Dentro de mí ya no hay nada más.
Escribiendo en la noche una duda corrompe mi mente, una afirmación resbala por mi corazón y una puñalada ataca a la realidad. Huele a quemado, la temperatura ha subido demasiado y en mi cuerpo el agua se evapora formando gotas de sudor que resbalan sobre mi piel. Estoy sentado mientras la explosión sigue avanzando hacia mi. Conforme el fuego se acerca, el tiempo se ralentiza y mi pensamiento se evade recordando tus palabras, recordándote a ti, con tu cara tan hermosa y sonriente. Si, tu sonrisa, tu sonrisa es maravillosa, tan llena de felicidad, tan llena de cosas vividas.
Hoy llueve, y yo, bajo corriendo las escaleras que me separan de tus brazos de luz para sentir tu cuerpo mojado bajo esta tempestad, bajo esta lluvia en la que poder fundirnos como fuego funde la cera. En la que poder gritar y deshacer los miedos que, escondidos bajo una capa teníamos, una lluvia en la que poder sentir esa vida que deseamos vivir, una lluvia en la que entender la pasión de otra manera y una lluvia en la que el amor ya no es igual. Amor de añoranza, de anhelo y desesperación. Lluvia de amor sobre tu piel helada. Hielo de desolación, hielo que se rompe al volver a verte, al volver a escuchar tu voz.
Desgraciadamente, siempre hay un pero en los corazones de los enamorados, desgraciadamente, tu corazón apenas rozó el mío, ni siquiera mi alma, que, entregada a tu, estuvo una vez. Pero mas hoy, un hombre desterrado por siempre de un amor que jamás olvidaré, soy.
Soy alma desamparda que vaga por la Tierra en busca de tus labios, soy un ser que jamás regresará, pues siempre estará buscando tus brazos de luz, buscaré tu personalidad, mas parece que la has perdido.
Siempre supistes que tu corazón no estaba conmigo, a pesar de que me lo repetías muy convencida, yo soñaba con ser tu Dios, con ser tu guardián de por vida, pero ahora sé que solo eres un ser sin compasión y sin nada, solo vacía.
Sé también, que llenas ese vacío con la felicidad y el bienestar de los demás, te preocupa solamente lo que te rodea, solo aceptas el papel que recubre al caramelo, no te importa si es de fresa, limón o naranja, solo fijas tus ojos oscuros en la fachada, no miras más allá de ti, no eres egoísta.
Los caminos se desvanecen en mi interior y con ellos los colores fulgurantes que me haces crear en este mundo tan extraordinario y hermoso.
Ya no hay árboles, ni pájaros, no llueve, ni hay eplosión de fuego, solo existe el vacîo oscuro que has creado en mi corazón. Solo existe la negrura. de una noche helada, donde estoy solo, muerto de frío y miedo. Estoy solo en esta habitación, en la esquina oeste, desnudo de todo sentimiento con el corazón encogido y la respiración entrecortada. Mis pulmones no aguantarán más. Mi corazón está escondido. Mi valor ha desaparecido. Mi coraje se lo ha llevado el viento. Y mi energía la he regalado, mas no la necesitaba.
Puedes incluso complicar su respiración, sí, pero complicar una respiración sin haber complicado sus latidos del corazón o sin haber probadp su mente no es nada sencillo, es más, podrías deleitarte con su complejidad y sin embargo no comprender absolutamente nada. Con todo ello quiero decie que siempre supistes que tu corazón no estaba conmigo, sino que eras un ser sin compasión, solo un ser con alma. Pensar que tú, eres la melodía que acompaña siempre a mi ser y lo cuida abrazándolo tiernamente. Pensar que eres la única que ocupa mi corazón, un corazón de un hombre desamparado y sin cobijo en un lluvioso día de otoño. Y pensar que entregastes tu alma al único hombre que correspondía a tu amor. Y pensar que cuando menos se lo esperaba, le arrancastes la poca fe que ese amor profesaba. El hombre desterrado por siempre de un amor que jamás olvidaría se deshizo de su alma y la puso donde desde el principio debió de estar, junto a ti.